La capacidad de trabajar por nuestras comunidades, ya sea en una comisión de pequeños empresarios, en una junta directiva de un parque o en otra entidad, no debe ser determinada por dónde nació una persona. Los inmigrantes y no ciudadanos son parte del tejido de nuestras comunidades y se les debe permitir ser parte de nuestras juntas y comisiones. Remover el anticuado lenguaje en los documentos oficiales y reemplazarlo con leguaje con el que se puedan identificar las personas de todos los géneros también es un paso importante para crear un gobierno inclusivo y democrático.